La cuadrupedia nos hace mamíferos y en el ser humano suele ocurrir alrededor de los 6 meses de edad. A partir de este hito del desarrollo, el bebé puede moverse y desplazarse por sí mismo, lo que supone relacionarse socialmente y con su entorno.  Será posteriormente, desde  la cuadrupedia, cuando madurativamente estamos preparados para pasar de forma autónoma a la sedestación oblícua, en torno a los 8 meses.

Todo niño sentado, previamente a lograrlo por sí mismo, se mantendrá sentado porque el adulto lo ha colocado así, normalmente apoyado en el sofá o entre cojines, pero será “preso de la sedestación” porque no sabe llegar ni salir de esa posición por sí solo. Es un error que vemos con mucha frecuencia  y ocurre generalmente por desconocimiento.  Solo basta comparar la postura de un niño sentado antes de tiempo, su espalda está hundida y curvada, porque aún no estaba preparada para mantenerse erguida y estable.

Cada detalle de la construcción no ocurre por casualidad, el gateo debería aparecer sobre los 9 meses, momento en que suele coexistir con la bipedestación. Si llegados a este punto un bebé no gatea es porque algo ha fallado en el camino, las causas más típicas son disfunciones cervicales, lumbares, hipotonía generalizada, falta de fuerza en su centro, brazos o piernas, falta de estimulación… La pauta para que lo consiga no será ponerlo a gatear, porque es probable que fracasemos, si no determinar porque no lo ha logrado, en que etapa del camino se quedó.

Al principio a menudo lo hacen hacia atrás hasta que cogen fuerza en los brazos y control en sus caderas. La forma de gateo debe ser contralateral: brazo-pierna contraria, con un buen apoyo en manos y pies, sin que estos últimos vayan al aire, con brazos estables y sin que aparezca flexión de codos. Deberemos verificar que no sea homólogo (brazos y piernas a la vez, como un conejito) ni homolateral (mismo brazo y pierna).  También si arrastra es culete o mete una pierna. Debe ser un desplazamiento fluido y simétrico.

Gatear es una etapa que conforma el desarrollo motor y neurológico del ser humano, veamos sus beneficios:

  • Ayuda a integrar los reflejos palmares y el apoyo palmar. Mejora la sensibilidad y la fuerza en las manos, la prensión, la motricidad fina que más adelante facilitarán la escritura, las manualidades…recuerda que evolutivamente el desarrollo del cerebro estuvo unido al uso de las manos.
  • Ayuda a integrar el Reflejo Tónico Asimétrico Cervical (RTAC), cuando no está integrado se relaciona con equilibrio alterado, dificulta ocular para cruzar la línea media, lateralidad confusa, escritura pobre y pobre capacidad de copiar en lateral (es común que giren el folio), relacionado con la memoria y dificultades con las figuras geométricas.
  • Ayuda a integrar el Reflejo Tónico Simétrico Cervical (RTSC), síntomas que nos indican que podría no estar integrado: mala postura , tendencia a dejarse caer sentado y adoptar todo tipo de posturas (acaban tumbados sobre la mesa, sujetan su cabeza con la mano, se sientan en W…) modo de andar extraño, mala coordinación oculo-manual, dificultades para el cambio visual de distancia (enfoque lejos-cerca), lentitud para copiar y dificultades con la lectura, pobre atención, dificultad para aprender a nadar, volteretas, juegos de pelota…
  • Permite la coordinación contralateral entre brazos y piernas, desarrolla el patrón cruzado y mejora el equilibrio, todo ello prepara la futura marcha.
  • Permite explorar el entrono y mejora la orientación.
  • Desarrolla la visión espacial, la visión binocular y los movimientos oculares para la lectura.
  • Permite alejarse de la madre y experimentar la autonomía para luego volver.
  • Cuando el niño aprende movimientos cruzados como  reptar o gatear involucra los dos hemisferios cerebrales simultáneamente estimulando las conexiones neuronales entre ellos. Cada hemisferio está especializado en funciones diferentes, por lo que un buen intercambio de información será esencial para la lectura, escritura, lenguaje, equilibrio, montar en bicicleta…

La evolución natural será a una posición erguido de rodillas, posición de caballero y desde ahí la puesta en pie, iniciando una marcha lateral con apoyos para acabar con una marcha libre. Es importante hacer hincapié en que la bipedestación se construye desde los apoyos, no desde la tracción de brazos, por tanto dejemos que el niño avance por sí mismo sin intervenir, porque cuando esté preparado se pondrá en pie e iniciará la marcha libremente.

Hay bebés que gatean más tarde, incluso después de andar, por tanto es recomendable contribuir a ello pasando tiempo en el suelo durante el juego, para que tarde o temprano ocurra, y así beneficiarnos de todas las ventajas que supone.