Sabemos que el desarrollo temprano de la microbiota intestinal (concepto que ya definimos en nuestro primer post) es determinante para la salud futura del adulto, ya que va a condicionar tanto el riesgo de enfermedad gastrointestinal como también el de enfermedad alérgica, autoinmune, metabólica y depresiva, entre otras. (1)

Esta colonización de bacterias depende de diferentes factores como son principalmente:

  • edad de gestación y peso de la madre.
  • tipo de alimentación durante el embarazo.
  • uso de antibióticos durante el embarazo, sobre todo durante el último trimestre de embarazo.
  • tipo de nacimiento: a término o prematuro, vaginal o cesárea.
  • alimentación con leche materna o de fórmula.
  • origen étnico-geográfico, etc.

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No podemos dejar de mencionar un factor que también es determinante para la adquisición temprana de una microbiota saludable, el estrés prenatal, por lo que  todas aquellas situaciones estresantes mantenidas en el tiempo que padezca mamá durante el embarazo van a determinar el tipo bacterias que colonizarán el intestino de nuestro bebé. (4) Y aún más allá, podría condicionar cambios en la estructura y funcionamiento de su sistema nervioso, determinando el comportamiento de nuestro hijo en futuras situaciones de estrés. (5)  El impacto del estrés durante el embarazo y su relación con la salud de nuestros hijos es un tema tan apasionante que merece ser descrito en otro post, así que no nos desviemos del tema.

Por todo ello se dice que el nicho microbiano de cada niño es único. Pero, ¿cuándo se inicia realmente esta programación microbiana? Es decir, ¿en qué momento comenzamos a ser colonizados por bacterias? Y otra cuestión aún más importante, ¿podemos influir de alguna manera nosotros en este proceso?

Como puedes ver este acontecimiento es crucial, así que te enseñaremos cómo puedes convertir el embarazo y la lactancia en una potente herramienta para reducir el riesgo de enfermedad de tu hijo. Conocerás la importancia de cuidar la salud del binomio madre-hijo durante el espacio de tiempo que va desde la gestación hasta los 3 primeros años de vida aproximadamente y que se conoce con el nombre de “ventana de oportunidad”,donde seremos capaces de programar la salud y el neurodesarrollo de nuestro hijo.(6) ¿Apasionante verdad?

Bien, repasemos los tres momentos clave en los que podríamos intervenir para favorecer una colonización bacteriana más saludable.

   EMBARAZO:

Hasta hace poco se pensaba que los bebés nacían asépticos, sin bacterias, ya que el útero materno se consideraba un espacio totalmente estéril y que la primera colonización se producía cuando el bebé pasaba a través del canal del parto en su nacimiento. Hoy la ciencia ha demostrado que eso no es cierto y que durante el embarazo existe una transmisión horizontal de bacterias de la madre al feto a través de la placenta y del líquido amniótico. (7)

Estas bacterias provienen de la boca y posiblemente también del intestino de la madre. Algunos estudios científicos relacionan los partos prematuros con la posible migración de bacterias de la cavidad oral de la madre hasta el útero materno, placenta y líquido amniótico. (8) (9)

La cantidad y diversidad de bacterias encontradas durante el periodo de embarazo es pequeña, existiendo en mayor proporción bacterias del filo proteobacterias.

Teniendo en cuenta lo anterior las dianas de tratamiento durante el embarazo serán la cavidad oral y el intestino de la madre y la correcta gestión del estrés.

   PARTO:

A pesar de ello, es cierto que la mayor colonización de bacterias ocurre en el momento del parto y que ésta va a depender también de si se trata de un parto natural (vaginal) o por cesárea, puesto que el tipo de bacterias que va a recibir nuestro hijo será diferente en cada uno de los casos, con las implicaciones que ello tiene.

Recordar que la microbiota que nuestro hijo adquiera durante los 2-3 primeros años de vida va a condicionar su salud en la edad adulta.

La gran colonización bacteriana a través del parto, si es natural, proviene del contacto del bebé con la vagina y las heces de la madre. Bacterias que, a su vez, han migrado hasta aquí durante el último trimestre de embarazo y proceden del intestino de la madre.

En partos naturales hay una mayor presencia de lactobacillus y bifidobacterium, mientras que en partos por cesárea encontramos mayor número de bacterias procedentes de la piel y del ambiente hospitalario, por lo que se considera que la microbiota del recién nacido en este último caso puede permanecer alterada durante meses o años. (6)

La diana de tratamiento será en este caso preparar el intestino de la madre para el parto natural,  pero si finalmente tu hijo debe nacer por cesárea, no te preocupes, tenemos alguna estrategia que enseñarte.

   LACTANCIA:

No hay duda de que la lactancia materna es un periodo muy importante para la correcta maduración de la microbiota y del sistema inmunológico de nuestro bebé, ya que es durante este periodo cuando nuestro hijo va a adquirir el tipo que microbiota que poseerá durante su edad adulta.

Además la presencia de lactancia materna o no, también condicionará el tipo de colonización bacteriana de su intestino. La microbiota de niños alimentados con leche de formula será distinta a la de los que reciben leche materna.

Las bacterias que nuestro hijo recibirá a través de la leche materna provienen también del intestino de la mamá, y llegan hasta la glándula mamaria a través del sistema linfático “de la mano” de células inmunitarias por una “carretera” conocida como Vía entero-mamaria.  Este proceso comienza en el último trimestre de embarazo y finaliza con el destete. (10) (11)

Sabemos que las bacterias que contiene la leche materna dependen del tipo de parto y del peso de la madre, y que éstas van cambiando a lo largo del periodo de lactancia para ir adaptándose a los requerimientos metabólicos e inmunológicos de nuestro hijo. (12) (13)

La leche materna presenta ya mucha mayor diversidad bacteriana y es rica en bifidobacterium, lactobacillus, Staphylococcus, Streptococcus

Así que durante esta fase la diana de tratamiento volverá a ser el intestino de mamá, intentaremos enriquecer la leche con la mayor cantidad y diversidad de bacterias beneficiosas. Pero si no es posible la lactancia materna te enseñaremos como elegir y enriquecer la leche de fórmula para tú bebé.

Una vez concluido el periodo de lactancia tendríamos la oportunidad de seguir programando la colonización bacteriana de nuestro hijo hasta los 2-3 años a través de la introducción de alimentos, pero esto será para otro post.

 “La microbiota en el adulto es difícil de modificar, por eso es importante la adquisición de una microbiota saludable durante el embarazo y los primeros años de vida”

 

Teniendo en cuenta la explicación anterior y sabiendo que la salud de las bacterias intestinales de la madre depende de factores como la alimentación, el ejercicio físico, el estrés y el descanso durante el embarazo, no sería muy descabellado empezar a pensar nuestro estilo de vida durante tu embarazo, ¿no?

En el siguiente post os enseñaremos qué podéis hacer durante cada una de las fases… no os lo perdáis!!!