Todos conocemos los clásicos raviolis de pasta con distintos rellenos. Con esta receta queremos reproducir la sensación de una envoltura suave que guarda un relleno intenso en su interior. Pero, como siempre en nuestro recetario, con alimentos que nos nutran y mimen nuestro organismo aportándole los mejores materiales para su reparación y evolución.

Si quieres adentrarte en un nuevo concepto de cocina, éste es tu sitio, ¡te acompañamos!

INGREDIENTES (20 raviolis)

  • PARA EL RAVIOLI DE CALABACÍN:
    • 20 rodajas finas de calabacín
    • 1 lima en zumo
    • 4 hojas de albahaca fresca
    • 2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
    • Pizca de sal
  • PARA EL RELLENO:
    • 1 cebolla
    • 6 setas grandes
    • 2 ajos
    • 1 puñado de perejil
    • 12-14 langostinos cocidos o gambas
    • 2 arbolitos de coliflor
    • ½ cucharadita de cúrcuma en polvo
    • ½ cucharadita de comino molido
    • 1 pizca de pimienta
    • 1 puñado de almendras para el final
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PREPARACIÓN
Para los raviolis de calabacín:
  1. Cortar rodajas de calabacín lo más finas que podamos sin que se nos rompan. Buscar un calabacín del mayor grosor que podamos pero, si es muy fino, podemos cortarlas un poco en diagonal, el objetivo es conseguir unas rodajas lo más grandes que podamos.
  2. Echar en un cuenco el zumo de una lima, las dos cucharadas de aceite de oliva, una pizca de sal y las hojas de albahaca picadas.
  3. Introducir las rodajas de calabacín, asegurándonos que quedan todas bien impregnadas por el resto de ingredientes.
  4. Dejar marinar durante unos 10 minutos.
  5. Pasado el tiempo de marinado, sacar el calabacín y colocarlo entre dos hojas de papel absorbente para secar al máximo el exceso de humedad. Aconsejamos cambiar un par de veces los papeles absorbentes.
Para el relleno:
  1. Mientras se marinan nuestras rodajas de calabacín vamos preparando el relleno. Para ello salteamos en una sartén los 2 ajos, la cebolla y las setas picadas. Añadimos el perejil picado y los langostinos troceados en el último momento.
  2. Cocinamos al vapor las panochas de coliflor. También podemos saltearlas picadas con el resto de ingredientes pero nosotros hemos optado por el vapor que las deja bastante tiernas en pocos minutos.
  3. Juntamos todos los ingredientes dentro del vaso de la batidora y añadimos la cúrcuma, la pimienta negra y el comino. Batimos con la batidora hasta obtener un tipo masa. No pasa nada si no queda muy fina, no es un puré, y nos dará textura para nuestro relleno
Montaje de los raviolis:

Cogemos una rodaja de calabacín que teníamos en el papel de cocina, le ponemos una cucharadita de relleno en una mitad y cerramos la otra mitad de la rodaja, dejando que salga un poquito de relleno por el borde. Veréis que la textura del relleno facilita que se queden semicerrados sin problema.

Colocar en un plato, picar unas almendras naturales y dejar caer por encima.

¡Nuestros raviolis están listos para disfrutar de la mezcla de sabores y texturas!

  • ¿CÓMO TE CUIDA ESTA RECETA?

En el relleno de nuestros raviolis hemos elegido varios ingredientes cuyas propiedades ya conocéis de otros post, como la cebolla o los ajos.

Pero, además, nos hemos decantado por utilizar un marisco en forma de langostinos o gambas. El marisco es otra forma de consumir proteína completa. Nos aportan una buena carga de minerales como yodo, calcio, fósforo, magnesio, zinc y selenio. Y, por supuesto, un cóctel de vitaminas como la vitamina A, vitamina D o vitaminas del grupo B, como la B12. Todo ello los dota de una alta densidad nutritiva. Estos amigos marinos deberían estar presentes de manera habitual en nuestra alimentación.

Las setas son el otro ingrediente estrella que nos queda y, para no extendernos más allá, diremos simplemente que son otra bomba a nivel de minerales (muy importante su contenido en selenio) y de vitaminas. Por todo ello, con este plato estaremos sirviendo un auténtico complejo vitamínico en nuestra mesa.

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  • ¿CÓMO OPTIMIZAR AL MÁXIMO LOS BENEFICIOS?

Las especias nos ofrecen la posibilidad de conseguir platos de sabores variados, haciendo mucha más interesante nuestra alimentación. Pero, además, podemos extraer los beneficios de las múltiples propiedades que contienen.

En este caso hemos utilizado, por ejemplo, la cúrcuma. Esta especia, que también encontramos fresca en forma de raíz, tiene un alto poder antiinflamatorio, antioxidante y como protectora del hígado. Es carminativa, ayudándonos a combatir los gases y otras molestias digestivas, además de estimulante del sistema inmunológico y nervioso. Son muy extensos sus beneficios y podemos aprovecharnos de ellos incluyéndola en nuestra cocina.

Como detalle, queremos apuntar dos cosas importantes al respecto de la cúrcuma: si se combina con pimienta negra, la capacidad de asimilación de sus componentes se multiplica exponencialmente, por eso siempre aconsejamos usar las dos especias juntas. Y, por otro lado, debemos añadir la cúrcuma siempre al final de las cocciones, ya que, si lo hacemos al principio, la propia cocción destruirá en gran parte los curcuminoides, que son los compuestos activos de esta especia. Por eso en nuestra receta la añadimos una vez que hemos cocinado el resto de ingredientes.